AVISPAS, HUMANIDADES Y
UNIVERSIDADES [1]
MASSIMO
DESIATO
Saber estrictamente lo necesario es el
camino más sencillo. Partiendo de esta demoledora premisa, Massimo Desiato se
da a la tarea de reflexionar sobre la dinámica de las universidades locales e
ilustra sus apuntes con el ejemplo de la Avispa Sphex, animales condenados,
como algunos profesores y alumnos, a la repetición.
Uno de los
problemas por los cuales atraviesa hoy día las universidades venezolanas se
debe al extravío de sus estudiantes: estos tienden a confundirla con el sistema
de enseñanza del cual proceden. Dicha confusión tiene, lamentablemente,
consecuencias negativas sobre sus resultados académicos, ya que la Universidad
implica otros hábitos de estudio, una estructura mental distinta y una actitud
diferente de cualquier otro establecimiento educativo.
Por ende,
llegar a conocer qué es una Universidad, no significa saber su historia y su
estructura, no es un simple proceder teórico, sino saber qué hacer dentro de
ella: es una práctica y un ejercicio. La Universidad no es un simple conjunto
de edificios de ladrillos o concreto, ni los jardines que lo rodean; tampoco
los diversos laboratorios, los salones de estudio, los espacios recreativos,
las instalaciones deportivas, el teatro, el cine y todos los servicios
ofrecidos a los estudiantes. Ni siquiera es su estructura administrativa: la
Universidad es el estudiante y el profesor en el intercambio y producción de
saberes.
Con mayor
precisión: la Universidad es una manera de ser tanto del estudiante como del
profesor y que depende, para seguir existiendo, del esfuerzo conjunto que se
realice en aras a conservar y robustecer esa manera de ser. La Universidad es
un universo simbólico, más que físico. El llamado ``campus'' no es sino un
espacio que resalta una actividad: la Universidad es la actividad, no el
``campus''.
En efecto, si
alguien -supongamos un experimentador- desplaza al grillo unos centímetros más
allá del umbral del túmulo, la avispa, que mientras tanto está dentro del
túmulo revisando que todo esté en orden, sale y vuelve a poner el grillo en el
umbral del montículo. El ``malvado experimentador'' repite su operación y
desplaza el grillo más allá del umbral, aprovechándose del afán de revisión de
la pobre avispa. Esta se ve entonces ``condenada'' a arrastrar el grillo otra
vez hasta el umbral. El experimento se ha repetido hasta cien veces y a la
avispa nunca se le ocurrió colocar el grillo, de una vez, dentro del túmulo
para evitar su desplazamiento. ¨Por qué?
Pues
simplemente porque su ``inteligencia'' no es tal: la avispa está condenada a
repetir mecánicamente la operación. Decimos, entonces, que la avispa es ``poco
avispada'', sencillamente no piensa, es decir, no inventa nada nuevo. Pero,
seguidamente podemos preguntar por qué no es capaz de realizar otra conducta.
En este caso, la respuesta es la siguiente: la avispa sabe hacer lo suyo
(construir el túmulo, cazar el grillo, arrastrarlo, congelarlo, ponerlo
adentro) pero sólo sabe hacer lo suyo . En otras palabras, la avispa sabe
estrictamente lo necesario.
Es de suma
importancia que el estudiante que ingresa a la universidad rechace esta clase
de individuos, por dos razones fundamentales: en primer lugar, porque bien
puede sucederle lo que le pasó a la avispa. En ese caso, alguien lo controlará
y no podrá hacer nada para liberarse de ese dominio: simplemente no entenderá
lo que sucede, se sentirá frustrado y, finalmente, caerá en la apatía. En
segundo lugar, porque difícilmente logrará hacer y ser Universidad, pues las
universidades son instituciones que se caracterizan por ir en contra del
principio de saber estrictamente lo necesario. ¨Por qué lo hacen? Pues porque
la mayoría de las veces las situaciones en las cuales se desempeñan los humanos
son tan complejas y poco predecibles que no se conoce con certeza qué significa
saber estrictamente lo necesario. Si la Avispa Sphex hubiese ido a una
universidad, habría desarrollado la capacidad para inventar soluciones nuevas
para situaciones imprevistas, porque habría sido educada para pensar y para
pensar su propio pensar . (Es decir, para preguntarse si lo que piensa es
correcto respecto de la situación que enfrenta, si pensando lo que piensa se
favorece a sí mismo o en cambio a otras personas y así sucesivamente).
Cuando las humanidades (pero también cualquier
otro saber) son tratadas como un conjunto muerto de conocimientos que hay que
aprender de memoria para posteriormente repetir, lejos de combatir el ``efecto
avispa'', lo padecen e incrementan. La ``sphexidad'' es más que una amenaza
dentro de nuestras universidades: es aquello que las está condenando. En ellas,
difícilmente se piensa. En consecuencia, menos pueden ofrecerle al país
soluciones nuevas con las cuales enfrentar la crisis. Una reforma universitaria
en la actualidad implica mucho más que una simple reorganización
administrativa: requiere una nueva manera de concebir el estudio de cara a lo
que la sociedad venezolana de finales de siglo demanda.
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